MARIA ROSA LOJO: PROSA POÉTICA EN LA NOVELA HISTÓRICA.

Por Alejandro Lorenzo

La definición de novela histórica desde hace tiempo está sometida a una enconada polémica entre académicos, críticos literarios y especializados o amantes de la literatura y de la historia.

Los detractores del género consideran que la investigación histórica debe ser separada de las especulaciones que un escritor ha insertado libremente en los acontecimientos y en los protagonistas de la Historia.

Para estos puristas de la Historia a secas, cualquier aporte no rigurosamente científicamente investigado, cualquier especulación o ficción, son elementos contaminantes y transgresores.

Sin embargo otros consideran válido que la Historia pueda ser dilucidada con otros medios, rellenar sus vacíos mediante la imaginación de quien la escribe, reactualizarla aprovechando el manejo de conceptos, técnicas narrativas y de metodología investigativa contemporánea.

La Princesa Federal de la escritora argentina María Rosa Lojo presentada en la recién concluida Feria del Libro de Miami junto a otros de sus libros, es una muestra de que se puede tratar la Historia, libre de cánones convencionales. En 1994 la escritora ya lo demostró con La pasión de los nómades, novela finalista del premio Planeta de ese año.

Por lo que declaró María Rosa Lojo en la presentación en Miami de La Princesa Federal, uno de los móviles a la hora de escribirla, fue la búsqueda apremiante de la identidad del argentino. Un viaje a sus raíces y a sus conflictos, para posiblemente tratar de comprender la realidad de Argentina del presente.

Si embargo, es necesario objetar que la escritora arranca con esta historia, como si el lector conociera previsoramente ese complejo mundo político en la época del otrora gobernador de la provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, nacido en Buenos Aires el 30 de marzo de 1793 y fallecido en el exilio, el 14 de marzo de 1877 en Southampton, Hampshire, Inglaterra y padre de Manuela, conocida como La Princesa de la Pampa, la mediadora entre el controversial dirigente de la denominada Confederación Argentina y el pueblo.
Esta ausencia de consideración con los lectores neófitos al omitir esenciales datos preliminares sobre el tema tratado, debe ser relegada a un plano secundario.
La obra de María Rosa Lojo logra un rotundo éxito editorial y vuelve a publicarse, ahora por la casa editorial argentina El Ateneo, (va por la sexta), y traducida en Italia por Oedipus Edizioni, además de ser presentada en ferias del libros tan emblemáticas como la de Frankfur, gracias a una configuración esmerada de sus valores estéticos, y porque ella ha sabido excavar muy adentro la complejidad humana, en este caso la de una mujer que circunstancias excepcionales la condujeron a desempeñar en buena parte de su vida funciones en el convulso escenario político de su época.
Manuela de Rosas, es retratada desde diferentes ángulos, bajo un plano íntimo, confesional, sin intensiones de que en cada uno de esos retratos, prevalezca una verdad única, ni concluyente.
La utilización de miradas divergentes en torno a una figura central, con esos claros oscuros perfectamente expuestos, dejan a los lectores en una cautivante tarea de descubrir hasta la última página del libro,
la verdad no expuesta en los textos académicos de la historia nacional Argentina.
Para lograr este enganche del lector con la novela, la escritora manejó tres participantes narrativos: primero, el personaje de Gabriel Victorica, un médico bonaerense de paso por Londres que intrigado por la vida de la anciana Manuela, la interroga, y que resulta ser como la voz de la autora en esta indagación, los testimonios de la propia Manuela de Rosa y la inserción de un diario apócrifo de Pedro De Angelis, quien fuera periodista oficial de Juan Manuel Rosas.
Las confesiones de Manuela sobre su vida a Victorica, así como los textos del De Angelis, proporcionan a esta novela una refinada prosa cargada de poesía.
Un ejemplo de esto es cuando Victorica le pregunta a Manuela como recuerda a sus padres.

Mi padre es un destello rojo y dorado. Brilla de la cabeza a los pies, pero lo más brillante no es el punzo del uniforme sino los ojos azules

-Y su madre, me decía, le pregunta Victorica

No mi madre no brilla. Mi madre es una mano sobre la frente en las noches de fiebre. Huele a espliego, tiene un surco pronunciado en una de las mejillas, da órdenes en voz baja para no despertarme. No sabe contar cuentos y toca mal el piano, pero a veces canta canciones francesas y sonríe también, con dulzura...

Hay erotismo, tragedias, pasiones, prejuicios, coraje, fidelidad y traiciones. Se relatan sucesos como los ocurridos con Camila O´Gorman, amiga de Manuela, condenada a la pena máxima por el propio padre de Manuela y los sectores más recalcitrantes y conservadores de la época  por mantener una relación sentimental con el sacerdote Ladislao Gutiérrez. En 1984 bajo el título de Camila, aquel suceso fue llevado al cine por la directora cinematográfica argentina Maria Luisa Bemberg.

Se expone la figura de Máximo Terrero, el marido de Manuela, que con paciencia estoica espera por largo tiempo para que ella sin ningún pretexto político que cumplir, y finalmente contraria a la voluntad egoísta de su padre, decidiera casarse con él.

La escritora desvanece el mito dulcificado y populista de Manuelita Rosas. No hay asomo de encumbramiento. El perfil de la heroína se expone con sus virtudes humanas, limitaciones y faltas. De esa forma el papel histórico de la mujer latinoamericana en la política y la sociedad, se dignifica.

La Princesa Federal se podría afirmar que también resulta una radiografía de los orígenes de la idiosincrasia  y de la política de los pueblos que conforman hoy el continente latinoamericano.
Cabe preguntarse si algo ha cambiado, si existe diferencia o similitud entre el autoritarismo, el caciquismo y la violencia del siglo XIX y los acaecidos en este continente en el siglo XX o en los del presente.

Para corroborar esas diferencias, o similitudes y llegar a conclusiones, es necesario leer La Princesa Federal, la obra maestra de una escritora indiscutiblemente heredera de producciones de escritores como: Carpentier, Roa Bastos, Rómulo Gallegos o Mario Vargas Llosa, para citar tan solo algunos de los más deslumbrantes.


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